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Como se adapta la IA a los grados universitarios de ERAM?
Miquel Bisbe, director y fundador de la Escuela Universitaria de las Artes ERAM – UdG, nos explica cómo entiende que la IA está cambiando el sector artístico y cómo se adaptarán los estudios artísticos de la universidad al nuevo contexto tecnológico y social.
¿Cuál es el futuro, según tu opinión, de la inteligencia artificial generativa?
Lo que hemos observado hasta ahora con este tipo de inteligencia artificial es que siempre ofrece respuestas basadas en cosas que ya existen. Esta característica marca una gran diferencia entre crear algo nuevo o tener una personalidad propia, y los resultados que proporciona la inteligencia artificial, que se limitan a información ya conocida.
Por lo tanto, lo que puedes esperar de una inteligencia artificial es más de lo mismo: respuestas habituales, comunes y corrientes. En cambio, no puedes esperar que genere resultados diferentes, inesperados o realmente innovadores. Así pues, conceptos como la divergencia, el pensamiento lateral o la creatividad que va más allá de los límites habituales quedan fuera de lo que estas herramientas pueden ofrecer.
¿Cómo debe adaptarse ERAM al uso cada vez más extendido de la IA?
Si somos una universidad artística y queremos preparar a nuestros estudiantes para el futuro, es vital que trabajemos para fomentar que estos alumnos desarrollen una personalidad y un criterio propio, así como la capacidad de crear con un enfoque diferenciado respecto a los demás.
Esto implica que nuestro plan de estudios se centre en el objetivo de formar profesionales que no sólo sean competentes, sino que también sean capaces de destacar por su originalidad y autenticidad.
¿Crees que la IA puede llegar a sustituir a los profesionales del sector artístico?
Hay una gran diferencia entre dejar que la inteligencia artificial te domine o ser tú quien la domine. Si una persona nunca ha leído libros ni ha escrito y le pide a la inteligencia artificial que genere un texto, dependerá completamente de ella. El texto puede ser bueno, mediocre o muy malo, pero esta persona no tendrá las herramientas para distinguir su calidad porque le falta el contexto y el conocimiento previo para evaluarlo. En cambio, si alguien ha leído, ha escrito y tiene formación, será capaz de ver cómo mejorar el texto generado para adaptarlo a sus necesidades.
Esto pone de manifiesto una realidad: si queremos que las inteligencias artificiales sean realmente útiles y productivas, no podemos depender completamente de ellas. Debemos ser nosotros quienes las guiemos, dirijamos y controlemos.
Para lograrlo, es necesario que los estudiantes conozcan y experimenten todos los procesos creativos y técnicos por sí mismos. Solo así, cuando pidan ayuda a la inteligencia artificial, podrán juzgar si el resultado es adecuado o no.
Esto es similar al uso de la calculadora: podemos calcular operaciones complejas con ella, pero si no hubiéramos aprendido a sumar, restar, multiplicar o dividir, no entenderíamos los resultados que nos ofrece. Por ejemplo, si multiplicáramos 3 por 4 y el resultado fuera 1.200, solo sabríamos que es erróneo porque conocemos las bases del cálculo. Si no tuviéramos ese conocimiento previo, aceptaríamos el resultado como válido sin cuestionarlo.
A partir de estas reflexiones, es evidente que debemos centrarnos en trabajar la parte más humana de los estudiantes: las competencias transversales y las habilidades «soft». Estas capacidades serán las que realmente les ayudarán a diferenciarse y a desarrollarse en un futuro dominado por la tecnología.
¿Qué cualidades crees que son especialmente importantes para el alumnado de ERAM?
Necesitamos formar estudiantes que sepan trabajar en equipo, que tengan la capacidad de tomar decisiones, que sean creativos y que se conviertan en personas capaces de resolver problemas de manera eficiente. Estas habilidades solo se pueden desarrollar enfrentándolos a proyectos prácticos, donde aprendan a aplicar sus conocimientos en situaciones reales y significativas.
Es esencial que la inteligencia artificial se integre en nuestros estudios como una herramienta que ayude a mejorar la productividad y a potenciar las capacidades de los alumnos, pero siempre sin perder de vista que no debe dominarlos ni sustituir su propia iniciativa. El objetivo es preparar estudiantes que utilicen la tecnología como un recurso para crecer, sin perder el control sobre el proceso creativo y de toma de decisiones.
¿Cómo crees que debe adaptarse el sector de las artes escénicas a las novedades de la IA?
Si pensamos en las artes escénicas, estas continuarán existiendo en el formato físico que conocemos hoy en día. Las artes escénicas de calle, los espectáculos en vivo y cualquier representación donde haya la presencia de una persona aún están muy lejos de ser sustituidas por robots. Además, pasará mucho tiempo antes de que la inteligencia artificial sea capaz de entender y transmitir emociones humanas de manera genuina.
Sin embargo, la inteligencia artificial sí tendrá un papel importante en el mundo digital de las artes escénicas. En el ámbito del cine, por ejemplo, podríamos ver una sustitución parcial: los personajes secundarios o terciarios, aquellos que simplemente completan una escena, podrían ser creados y gestionados por inteligencias artificiales. Este tipo de tareas, más mecánicas, podrían automatizarse sin grandes problemas.
Aun así, creo firmemente que los papeles principales, aquellos que requieren una comprensión profunda de las emociones y la capacidad de expresarlas de manera auténtica, aún tardarán mucho en ser replicados por máquinas. Al fin y al cabo, una máquina no puede transmitir emociones que no haya experimentado ni entendido previamente.
Por lo tanto, las emociones que la inteligencia artificial podría intentar transmitir siempre dependerán de una persona detrás que dirija, guíe y aporte una perspectiva humana. La creatividad y la innovación en las artes escénicas aún necesitarán la intervención humana para explorar nuevas formas de expresión y mantener la profundidad y autenticidad que estas disciplinas requieren.
¿Y aplicado al sector profesional de la moda?
La moda, al final, es una disciplina muy manual. Aunque la inteligencia artificial podrá ayudar en determinadas partes del proceso, esta asistencia estará más enfocada en las etapas iniciales o en los aspectos técnicos. Por ejemplo, la IA será útil para crear prototipos digitales, cambiar colores rápidamente, visualizar formas, simular cómo se comportarán los tejidos o unir piezas para ver cómo quedan mediante software de diseño en 3D. De hecho, muchas de estas funciones ya son posibles con las herramientas actuales de 3D.
Sin embargo, creo que la parte de montaje y confección manual aún será insustituible, especialmente en el caso de piezas únicas. Cuando hablamos de creaciones que requieren un trabajo artesanal y personalizado, será la mano humana quien continuará dominando. En cambio, todo lo relacionado con la producción masiva –como los uniformes, las prendas de moda fabricadas en grandes cantidades o los productos de consumo de volumen– es más susceptible de ser automatizado o sustituido por máquinas e inteligencia artificial.
Por lo tanto, debemos dirigir a nuestros alumnos hacia un camino que valore lo único y artesanal. Es necesario que desarrollen habilidades que los diferencien, como la creatividad, la autenticidad y la capacidad de crear piezas con una identidad propia. Ese será su gran ventaja en un mundo cada vez más mecanizado.
¿Y aplicado al sector audiovisual y multimedia?
Aquí encontramos un área donde la inteligencia artificial tiene un impacto directo y significativo. Este ámbito es una combinación de arte y tecnología, y la IA ya está transformando muchos de los procesos creativos.
Sin embargo, la clave para preparar profesionales competentes y relevantes es formar personas con criterio propio, capaces de crear proyectos diferentes e innovadores, con un perfil que refleje una personalidad única y auténtica. Esto es lo que realmente marcará la diferencia. Los alumnos que pasen por nuestros estudios sin trabajar esta parte más personal –sin construir una identidad, sin definir qué quieren ser, hacia dónde quieren ir y qué quieren comunicar– probablemente no encontrarán su lugar en el sector.
En cambio, aquellos estudiantes que entiendan que el futuro radica en ser diferentes del resto, que desarrollen una visión propia y tengan el valor de aportar cosas nuevas, serán los que destacarán. Estos profesionales no solo dominarán la inteligencia artificial como una herramienta a su servicio, sino que crearán tendencias y nuevas corrientes que no nacerán de la tecnología, sino del talento y la creatividad humana que habrá detrás.
En este sentido, nuestro objetivo es ayudar a los estudiantes a construir una base sólida de conocimientos técnicos, pero también a potenciar su creatividad y definir su propia voz, ya que esto es lo que realmente les permitirá sobresalir en un mundo cada vez más automatizado.
¿Cómo se adaptarán los planes de estudio de los grados universitarios de ERAM a las necesidades del sector profesional, teniendo en cuenta la nueva herramienta que es la IA?
Uno de los aspectos más interesantes de la inteligencia artificial (IA) es su capacidad para aumentar la productividad y eliminar tareas rutinarias, lo cual es especialmente relevante en el contexto educativo. Por eso, nuestra visión es integrar la IA como una herramienta al servicio de profesores y alumnos en nuestros estudios, siempre adaptándose a cada disciplina y asignatura.
Una de las aplicaciones más prometedoras es la tutoría personalizada de los alumnos. La IA permitirá que cada estudiante pueda aprender a su propio ritmo. ¿Cómo? Creando tutores personalizados basados en los contenidos de cada asignatura, capaces de responder en cualquier momento a las preguntas de los alumnos sobre esa materia. Esto significará que ya no será necesario que el profesor dedique horas específicas de tutoría para responder siempre las mismas preguntas. Los estudiantes tendrán acceso a esta asistencia inmediata, lo que les hará más autónomos y facilitará su aprendizaje.
Entonces, ¿cuál será el papel del profesor? Los docentes se dedicarán a aquellos aspectos que van más allá de la rutina. Gracias a su experiencia, podrán ayudar a los alumnos a hacer conexiones y encontrar soluciones creativas que la inteligencia artificial no es capaz de proporcionar. Así, el profesor será imprescindible para guiar al estudiante en problemas específicos, proyectos complejos y desarrollo personalizado, ofreciendo una orientación única y adaptada.
En cuanto a los aspectos prácticos y creativos, la IA también será una herramienta clave para mejorar la productividad. Por ejemplo, si antes diseñar un logotipo para una empresa podía requerir mucho tiempo, ahora con las instrucciones adecuadas a la IA, este proceso se puede hacer en cuestión de minutos. Esto no solo ahorra tiempo, sino que permite al alumno explorar más opciones e iteraciones en menos tiempo, acelerando el proceso creativo.
Esta evolución también implicará que los programas y softwares tendrán que transformarse. En lugar de basarse únicamente en clics con el ratón, los softwares del futuro funcionarán principalmente con órdenes verbales o escritas que el estudiante proporcionará. Pero aquí es donde radica la gran diferencia: el alumno que tenga una riqueza interior, una buena formación y creatividad será capaz de aprovechar al máximo estas herramientas para crear cosas nuevas e innovadoras. En cambio, aquellos con menos bagaje o criterio propio se verán limitados, ya que la IA, por muy potente que sea, depende de la calidad de las órdenes e ideas que reciba.
En definitiva, la IA nos ayudará a eliminar tareas repetitivas y poco productivas, permitiéndonos centrarnos en lo que realmente importa: las ideas, la creatividad y el pensamiento crítico. Esta integración nos abrirá un abanico de oportunidades para trabajar más rápido y mejor, potenciando al máximo el talento humano y su capacidad de innovar.
¿Qué formación están recibiendo actualmente los docentes en IA?
Como institución con 25 años de historia, siempre hemos trabajado con tecnologías emergentes. Cuando comenzamos, internet era casi inexistente, poca gente tenía correo electrónico y las páginas web eran una novedad. A lo largo de los años, nos hemos ido adaptando a las múltiples tecnologías que han ido surgiendo, entendiéndolas como una herramienta para ser más rápidos y eficientes en nuestro trabajo.
Actualmente, con el impacto de la inteligencia artificial (IA), estamos ofreciendo formación específica a nuestros docentes para garantizar que entienden estas nuevas herramientas y saben cómo integrarlas de manera efectiva en sus contenidos y metodologías.
La formación en IA incluye:
- Comprensión del funcionamiento de las herramientas de IA:
Los docentes están recibiendo formación para entender cómo funcionan las inteligencias artificiales, especialmente aquellas aplicadas a su ámbito de trabajo. Esto incluye herramientas para la creación de textos, diseño gráfico, edición de vídeo, generación de imágenes y otras tecnologías vinculadas a las disciplinas que se enseñan en la escuela. - Integración en los planes de estudio:
Aprenden a incorporar el uso de la IA como herramienta pedagógica dentro de las asignaturas, ayudando a los alumnos a ser más productivos y eficientes sin perder de vista el proceso creativo y el desarrollo de un criterio propio. - Detección del uso de IA por parte de los estudiantes:
Formamos a los profesores para que puedan detectar si los alumnos utilizan la IA en sus tareas y, más importante aún, para que puedan valorar si la han usado correctamente. El objetivo no es penalizar el uso de la IA, sino enseñar a hacer un uso adecuado y ético de ella. - Creación de criterios comunes:
Estamos trabajando conjuntamente para establecer normas claras sobre qué se permite hacer a los alumnos con IA y qué no. Esto incluye fomentar que primero aprendan los procesos manuales antes de pasar a la automatización. Así aseguramos que los estudiantes desarrollen una comprensión profunda y no dependan exclusivamente de las herramientas automáticas.
Nuestra filosofía es que la tecnología, incluida la inteligencia artificial, debe ser una herramienta para potenciar la creatividad y no un sustituto del conocimiento y las habilidades. Por eso, formamos a los docentes para que apliquen un equilibrio entre procesos manuales y automatizados en la enseñanza.
Aunque la IA permite a los estudiantes trabajar más rápido y producir más en menos tiempo, consideramos esencial que desarrollen una base sólida de conocimiento y un criterio propio que les permita hacer un uso inteligente y creativo de las herramientas tecnológicas.
En definitiva, estamos formando a nuestros docentes para ser referentes en la implementación de tecnologías emergentes, asegurando que nuestros alumnos tengan una formación actualizada y competitiva en un mundo cada vez más digital y automatizado.
¿Has encontrado resistencia por parte de alumnos o profesores a la aplicación de la IA?
En general, no hemos detectado una resistencia significativa ni por parte de los docentes ni de los alumnos a la hora de incorporar la inteligencia artificial (IA) en los procesos de aprendizaje. Tanto los profesores como los estudiantes han mostrado una actitud abierta y proactiva hacia esta tecnología, entendiéndola como una herramienta útil para facilitar el trabajo y aumentar la productividad.
La resistencia no proviene de las personas, sino de la propia tecnología. Actualmente, la inteligencia artificial generativa aún presenta limitaciones importantes. Aunque se ha hablado mucho y a menudo se debate sobre su gran potencial, la realidad es que, a día de hoy, esta tecnología todavía no es capaz de satisfacer plenamente algunas necesidades específicas.
Es probable que esta situación cambie a corto plazo, dada la velocidad con la que la IA está evolucionando. Posiblemente, en un año o menos, las herramientas de inteligencia artificial serán más robustas y maduras, lo que permitirá superar las carencias actuales y dar un salto cualitativo en su utilidad.
Nuestro histórico trabajo con tecnologías emergentes nos ha enseñado que la resistencia suele ser más bien una cuestión de adaptación a las posibilidades reales de la tecnología que una oposición a su uso. En este caso, no ha habido una resistencia activa; al contrario, docentes y alumnos han mostrado disposición a explorar e integrar estas herramientas.
Cuando la IA sea capaz de cumplir plenamente con las expectativas, se convertirá en una pieza clave en nuestro entorno educativo y profesional. Mientras tanto, seguimos formándonos y experimentando con ella para aprovechar al máximo sus capacidades actuales y estar preparados para el futuro.
¿Cómo te imaginas la universidad dentro de diez años, dando por supuesto que la IA seguirá existiendo?
Dentro de diez años, con una inteligencia artificial plenamente integrada en nuestro día a día, la universidad habrá experimentado una transformación radical. No será un espacio saturado de software o herramientas específicas, sino un entorno centrado en el descubrimiento, la investigación y la innovación.
Imagino una universidad donde las herramientas tradicionales hayan desaparecido. En su lugar, cada estudiante contará con un asistente virtual inteligente capaz de responder a cualquier instrucción. Este asistente podrá automatizar tareas complejas, eliminando la necesidad de aprender a usar herramientas específicas o procesos manuales.
Con esta automatización, el enfoque cambiará de “cómo utilizar las herramientas” a “qué queremos crear y por qué queremos hacerlo”.
La universidad del futuro será un espacio lleno de:
- Laboratorios: Espacios para experimentar con nuevas tecnologías, metodologías e ideas.
- Talleres: Lugares para materializar conceptos y probar cosas que nunca antes se han hecho.
- Entornos colaborativos: Zonas para explorar nuevas tendencias y trabajar con otros estudiantes y profesionales en el desarrollo de proyectos innovadores.
Aquí es donde se fomentará la creatividad y el espíritu innovador, ayudando a los estudiantes a explorar nuevos caminos y a desarrollar ideas que impulsen sus disciplinas.
El papel de los docentes cambiará significativamente. Ya no dedicarán tiempo a enseñar cómo usar herramientas concretas porque estas estarán completamente automatizadas. En cambio, su rol será:
- Actuar como mentores, ayudando a los estudiantes a descubrir su camino, encontrar su propósito y explorar nuevos horizontes.
- Orientarlos con preguntas como: “¿Por qué no exploras este camino?” o “¿Y si pruebas esta otra idea?”.
- Aportar criterio, experiencia y una visión que vaya más allá de lo que puede ofrecer la inteligencia artificial.
Esta universidad estará siempre a la vanguardia, explorando nuevas tendencias y liderando el camino hacia el futuro. Será un lugar donde:
- Los estudiantes no solo aprendan, sino que descubran y experimenten.
- Se promueva la búsqueda de aquello que hace a cada persona única y diferente.
- Se forme una nueva generación de profesionales capaces de dominar la tecnología, pero con una visión humana y creativa que no se puede automatizar.
En resumen, la universidad del futuro será un espacio de creatividad y exploración, donde la inteligencia artificial no será el objetivo, sino la palanca que nos permitirá ir más allá de lo que jamás habíamos imaginado.