La Experiencia: Un vínculo entre un festival i su público 2020
En el siglo XXI, el propio objeto de una propuesta artística o comercial, entendida en su espectro más amplio, debe dar importancia a la experiencia. El “que”, entendido como el objeto último de una propuesta – el producto –, pierde relevancia frente el “como” i el “por que”, dando importancia no solo a lo que ve o recibe el usuario, sino en que vive y como lo vive, i como esto lo vincula al producto. La gráfica de un festival, o evento cultural, en calidad que cara visible, i primer i último estamento físico de tal, ha de ser capaz de vincular al espectador a un experiencia que devenga identidad del festival. Los diseñadores, en la actualidad, han de ser capazes de transgredir la funcionalidad y la estética, siendo capazes de empatizar con el usuario en un nuevo nivel, más allá de si entienden la gráfica o no, o de si esta es visiblemente correcta o no: deben de ser capazes de entender que siente y como reacciona el usuario delante de la gráfica.
En este contexto, el trabajo busca aplicar estos principios al desarrollo de la gráfica para un festival, más allá del papel, entrando en los dispositivos de los usuarios y saliendo a la calle. Para tal, el trabajo desarrolla la gráfica para la edición 2020 del Festival Internacional de la Cornamusa d’Olot, el Cornamusam, a partir del desarrollo de un trabajo de análisis de los festivales similares, i de los conceptos de storytelling y economía de la experiencia; para realizar un trabajo que sea capaz de transgredir el papel.
Esto, se traducirá en una estrategia de comunicación, más que un trabajo gráfico, que haga uso de las herramientas comunes de comunicación del festival (spots, web, cartel, programa, etc.) para confeccionar una campaña coherente y consistente, empleando además los soportes que sean necesarios para potenciar todos los valores del mismo.